Muñecas
A través de la historia, las muñecas de trapo se transforman en un símbolo del conflicto por el capital material y simbólico en los discursos de clase entre lo culto y lo popular.
Los antecedentes históricos muestran la presencia de las Cajoneras en el Centro Histórico de Quito a partir del siglo XIX. Son 'vendedoras' de memorias que llevaban armarios móviles, que medían alrededor de 3 metros, y que llevaban sus cajones llenos de objetos, lanas, peinillas, cintas, telas y también juguetes para niños como pelotas, carritos y muñecas de trapo.

Portada: © Catapultados
Mi abuelita vivía entonces con una mujer que hacía muñecas y las vestía con papel. Mi abuelita encontró pedazos de tela y así con eso empezó a vestirlas. Tenía una demanda tremenda de sus muñecas. Se murió de 100 años, hace ya 50 años. Mi mamá se llamaba Carmen Martínez y siguió haciendo muñecas y ahora soy yo la primerita. Algunas de las muñecas que hizo mi mamá están en el Banco Central. "Yo hago mis muñecas 'limpias' (de brujería). Otras hacen muñecas, pero así no más porque son para maldades. Mi hermana Zoila Enriquez hace buenas muñecas y las vende a otras cajoneras. Mi hija también trabaja muy rápido haciendo muñecas. Cuando se dedica, la hija de mi ñaña también hace cosas bonitas: payasos, monjas, el niño Jesús, José, María, un gentío de muñecas.
(Entrevista a Judith Enríquez, Quito 1999)